Por Anónimo
Bueno amigos, hace unos años me puse a escribir unas vivencias, de las cuales me llenaron de tranquilidad y una paz…, sabiendo que por ahora estaba haciendo las cosas bien.
Mi vida no era otra que la compañía del alcohol, dejando muchas cosas importantes abandonadas. Se me nubla tanto el pasado que sólo me empapan las cosas buenas que he conseguido. Mi historia es la misma que todo aquél que haya pasado por la adicción del alcohol, esa lucha que tienes y siempre te gana poquito a poco, y al final otra vez metido en el fango, todo lo conseguido al garete. Y otra vez que te miras al espejo y te vuelves a maldecir, sintiéndote la persona mas full del mundo, te dices mil veces «tengo que dejarlo…», y lo dejas, claro hasta que pasa la tormenta en casa, y otra vez poquito a poco, volvemos a caer… «Aquí llega el rey de la barra…, venga! pon las copitas aquí…, alrededor ya tenía amigos que te invitan a la primera, porque saben que todas las siguientes son tuyas…», haciendo de tu casa el bar. Terreno que dominabas, eres el mejor y que sepáis que yo no culpo a nadie, pues de alguna manera todos somos víctimas de esta sociedad.
Cuántas veces implicabas a tu Mujer en tantas mentiras, «niña llama al trabajo y dí que esta noche he tenido un cólico, que cené mucho…» Y lo que había cenado era la borrachera que había cogido durante todo el día. Cuántos juramentos en falso, «te juro por las niñas que ésta es la última vez, y te vuelvo a jurar…» Y como dice la canción: Poquito a poco me vas camelando y volvemos a caer en la tentación. «Me voy a tomar una copa sólo, sólo una…», sin saber o no quererlo saber, que esa una era la que me llevaba a ser de nuevo el trapito de siempre.
Pero todo no iba a ser malo, conocí una luz llamada A.R.O., doy las gracias a Dios y a toda la gran familia de A.R.O. gente como tú, que sin pedirte nada a cambio entregan todo lo que tienen para ayudarte, tu problema es su problema, tus adelantos son sus alegrías, me hicieron ver que se puede vivir sin alcohol, cosa que yo veía imposible, pero día a día te vas empapando de sus vivencias y te dan esa fuerza que tú necesitas.
Sigo buscando una palabra para agradecerle tanto y creo que jamás la encontraré, pero lo más importante es ser eslabón de esa gran cadena, que nunca se podrá romper, y si el destino hace que tú rompas, no tienes porqué enloquecer, preséntate ante sus puertas y di «¡Aquí estamos!, necesito de vuestra fuente, de la que nunca tuve que dejar de beber».
No te pongas metas muy largas, vive el día a día, disfruta el momento, escalón a escalón, pero en cada escalón dale toda su andadura, no pases al siguiente sin haberlo saboreado, nunca tengas prisas pero tampoco pausa, porque éstas lagunas son las que te hacen retroceder, y aquí hemos venido para avanzar; es cuando tienes que coger las vivencias vividas y abrirte con tu gente, la que de verdad te quiere.
Bueno, de momento, me quedo con mis silencios, cosa que aún tengo que aprender, las cosas no deben quedarse adentro, sácalas al momento y verás que lo que tanto te agobia, no es más que un contratiempo pasajero.
Como os digo es el día a día y el mío acaba de empezar, pero es mejor luchar con los tuyos alrededor que sólo en la barra de cualquier bar.
Dar lar gracias a mi Mujer, porque en verdad ella siempre ha sufrido junto a mí, porque en nuestros casos, las que caen enfermas de verdad son nuestr@s compañer@s quienes viven nuestra enfermedad.
Venga me despido! Y si éstas vivencias te hacen algún bien, me doy por satisfecho.
Hasta otra!